LA
PUERTA DE LOS GALPONES
Por
Cristian Aliaga (*)
Los
menos, aquellos
esa
vuelta desnudos
por la
penumbra.
Aquellos,
los más queridos
ajenos
para la distancia.
Los
menos, que vuelven de madrugada
por
las calles arrasadas bajo el viento.
Golpean
a una inmensa puerta
de los
galpones que nunca se abren,
los
galpones de chapa oscura
en
medio de la pampa.
Prácticamente,
un silencio,
pero
un punto escaso,
un
puentecito roto hasta la muerte.
El
instante tibio, pero justo,
en que
se cruza el umbral
de no
poder más.
Dormido
sobre un tirante,
junto
a la chapa del galpón
que
vibra menos con el viento.
(*) Escritor de
Comodoro Rivadavia. De la cuarta parte, “Pampa del Castillo”, de su libro “No
es el aura de Kant” (Ediciones Último Reino, Bs As, 1992).
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