FLORES PATAGÓNICAS
(Fragmentos)
Por Raúl A. Entraigas
(*)
Arrayán
(Myceurgenella Apiculata)
Sobre
el rojizo canela
de su
tronco, en la espesura,
se
destaca la blancura
cual
luz de una candela.
La
flor de los arrayanes,
con su
candidez de nieve,
es
como un respiro breve
en
medio de mil afanes.
Michay
(Berberis darwini)
Su faz
amarilla mate
lo
dijera del Oriente;
y no:
el michay es pariente
del
ñire y el calafate.
Es
flor de criolla prestancia
y su
nombre lo proclama
y por
eso él embalsama
los
montes con su fragancia.
Notro
(Embothrium coccineum)
Salpica
sangre bullente
sobre
los bosques andinos
y
reflejos purpurinos
sobre
el gran lago silente.
Cuatro
pétalos de grana
dejados
como al desgaire
encienden
fuego en el aire
y dan
luz a la mañana.
Linto o Amancay
(Alstroemeria aurantiaca)
¡Reina
de nuestro Tehuel
y “la
flor” por excelencia
tu
color gualdo evidencia
que
eres precioso joyel!
Como
el oro es tu color,
como
trigal que se agita,
como
la cera bendita,
como
canario cantor.
La
Patagonia te aclama
como
“su flor” preferida
y
símbolo de su vida
los
destellos de tu llama
(*) Escritor rionegrino. Tomado
de su libro “Patagonia. Región de la aurora” (Editorial Don Bosco, Buenos
Aires, 1959)
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