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martes, 30 de abril de 2019

EL POEMA DE HOY




Mutando sentidos (*)

PorAlicia Cristina de Volpi




Este otoño con su cortejo de sepias
envuelve de harapientos matices
quita luz a las horas y pupilas
clavando al azar sus buriles.
Los recuerdos reptan
al hueco de la memoria.

El viento su leal compañero
apura a los pájaros siempre jóvenes
y como un rosario desgrana el misterio
entre hojas que no envejecen.
Solo son un guiño compasivo
del espacio vaciado.

Espera el sabueso del otoño
entrenado para destrozar los instantes
cautiva con sus pesares al unísono
en indiferente saqueo del ayer. 
Clavan sus gubias en la piel.

El tácito olvido otoña huellas
lívidas del cansancio de los espejos
con el barniz áspero de la soledad
despide voces y risas en ecos.
Solo briznas se filtran
del canasto aromado de mocedad.
El vital tránsito distraído retumba 
en paredes que nunca fueron tan frías
y sobre la humedecida pintura de bullas
cuelga las estampas de la distancia.
Son demonios de la soledad
en la casa desierta.
Y en la tarde oscura de otoño
tiemblan hasta las ventanas.
Un ocaso de soles se lleva los recuerdos. 



(*) Premio Corona de Plata - Eisteddfod de Trevelin 2019



martes, 12 de marzo de 2019

EL POEMA DE HOY




EL SAUCE DE MI TIERRA


                                  Por Inés Luna (*)




Saucesito colorado que bordeaste el río nuestro
Embelleciste su orilla y diste sombra al viajero.
Saucesito colorado, que poco que te quisieron
Aprovecharon tus ramas, hicieron tablas tu cuerpo.

Pobre arbolito gaucho, de madera bien cubierta,
tu gruesa cáscara cae, herida de motosierra.
En la inconsciencia del hombre, que quiere ganar dinero
Sin sombra se va quedando de este árbol limpio y recio.

Saucesito colorado, de Conesa sos paisaje
Cuando te dejan crecer es frondoso tu follaje.
Tu madera quiebra fácil el hacha del chacarero.
Le das tibieza a su hogar cocinando el pan casero.

Saucesito colorado, el río nuestro es tu casa
Fuiste sombra del indígena y del inmigrante esperanza.
Con tu suave y cascaruda madera roja en el alma
Sin espinas ni malezas disfrutan bajo tus ramas.

Saucesito colorado, que la ambición no te pueda
Salvate arbolito gaucho con lo poco que te queda.
Quiero ver tu sombra verde adornando la rivera
Y que los nietos de mis nietos ¡¡disfruten de tu madera!!






(*) Escritora de General Conesa (Prov. de Río Negro)

domingo, 10 de febrero de 2019

EL POEMA DE HOY




GOTA DE HOJA 


Por Carlos Nuss (*)





Que la mirada quede en el árbol 
más que en la hoja caída. 
Que la hoja caída quede en la rama 
más que en el hueco de la mirada. 

Que la gota de agua caiga de la rama 
más que de la mirada. 
Que la mirada sea una gota de agua 
colgando de la rama. 

Que todos los ojos sean gotas, 
que las ramas manos, 
que las gotas sean hojas 
para volver a ser árbol. 

Que el silencio hable cayendo 
hasta la paciencia del suelo. 
Que la raíz sea rama 
que brota, palabra 
desde la semilla del tiempo.





(*) Escritor de Comodoro Rivadavia, nacido en Concordia en 1979 y radicado en la ciudad sureña desde el año 2009. Es coautor, junto con el escritor comodorense Ezequiel Murphy del libro de poesía a dos voces “Contrapunto pat-AGÓNico” (Editorial Vela al Viento, 2016). Escribió el libro de poemas “La quinta pata” (Espacio Hudson, 2017) y la novela corta “Tons” (Editorial Cooperativa El Miércoles, 2018). Este poema fue tomado de su poemario “La quinta pata”.


viernes, 1 de febrero de 2019

EL POEMA DE HOY




GERMINAR OTOÑAL


Por Aurelio Salesky Ulibarri (*)





Fue allí entre los días primeros 
de otoño…
Cayeron las lluvias,
fecundóse el yermo,
y en donde ya nada brotar parecía,
germinó crujiendo la endeble matita.

Fue allí entre los días primeros 
de otoño…
Y cual si quisiera gozar peligrosa
de las peregrinas y australes tibiezas,
al sutil talluelo
lo envolvió en hojuelas
y adornó su altura
con humilde yema.

Fue allí entre los días primeros 
de otoño…
Diéronse los pétalos
con hálitos de Flora,
y entre el vientecillo que cruzó mi rostro
sentí las caricias del silvestre aroma.

Fue allí entre los días primeros 
de otoño…
Un helado manto cubrió a las mesetas,
y al rayar el alba sobre el patagónides
se extinguió de un soplo
la efímera belleza.

Fue allí entre los días primeros 
de otoño…
¡Qué sola se veía la matita aquella!




(*) Escritor chubutense. Este poema es de su libro “Patagonia poética” (Editorial Áncora, Buenos Aires, 1965).




martes, 22 de enero de 2019

EL POEMA DE HOY




RAÍCES

Por Mario dos Santos Lopes (*)



Bajamos de los barcos, de los micros,
emigrantes de otras patrias, otros cielos,
de otras provincias del resto de la Patria,
de la feroz persecución de la miseria
o en busca de la paz que nos negaron
llegamos con los ojos bien abiertos
lo pensamos muy bien, el trecho es largo,
largo el desierto y el camino solo
inundamos la mirada con azules,
y púrpuras, y gris, y acantilados,
llegamos sin tener más que lo puesto
entre hostiles miradas y sospechas;
seríamos “de afuera” para muchos,
seríamos de afuera, por un tiempo,
llegamos para irnos, muy de paso,
pero al fin, la casita y el terreno,
el trabajo, los hijos, el arraigo,
ilusiones, tristezas, amistades,
equilibrio del error y del acierto,
soledad ya no tan sola, y un buen día
nosotros que vinimos de los barcos,
o en camión, o en un micro polvoriento,
ya no somos extraños, “los de afuera”,
ya no estamos de paso, ya sembramos,
ya latimos al impulso de su espera,
corazón deseadense y andariego.



(*) Escritor de Puerto Deseado (1959-2017). Este poema forma parte de su libro “Recuerdos del Presente” (Ediciones Culturales El Orden, Buenos Aires, 2013).







viernes, 11 de enero de 2019

EL POEMA DE HOY





CUADRO


Por Anita Aracena (*)




Son pequeñas cosas:
una mesa, un jarrón
una cama, unas llaves
el tintero volcado
la pipa durmiendo 
sobre el libro solo
los guantes como una alondra triste.
Soledad despierta
en la casa de paredes verdes
nunca ojos-azules encontrarás su mano 
batiendo el aire de verano 
ni correr el domingo con su pipa de espuma;
los árboles de noche callarán su canción
mientras tú ojos-azules lo vayas
dibujando en el regazo de su destino.

La caña de pescar en el galpón
sube los días sin letras,
su gorra, la que tanto le gustaba
va siguiendo la ruta de un nuevo país
donde las gotas van sumando el arco iris.

Ojos azules, qué tristes son los viajes
a las grutas de las estrellas
cuando las manos se quedan sin el humo del retorno
y en la casa de paredes verdes, el silencio
va poniendo telarañas a los objetos.

Partió con el último 
reflejo anaranjado del atardecer
Los árboles de noche callarán su canción
mientras tú ojos-azules lo vayas
dibujando en el regazo de tu destino.






(*) Escritora chubutense. Este poema es de su libro “Cómo son de azules las palabras” (Ediciones G Pro Cultura, Comodoro Rivadavia, 1986).



lunes, 31 de diciembre de 2018

EL POEMA DE HOY



A SOLAS

Por Julio Sodero (*)



A solas.

Y en el macizo desierto
voy recogiendo el corazón envejecido.

Queda la oscilación que arrasaba
la calma y el péndulo compartido
de la prisa y la duda.

¿Qué
de ese ayer tibio con que los astros
nombran la espera del fuego?

La tarde sabe a confidencias.

A gracia temerosa.

Porque en ese lugar feroz de la calma
permanecen los ágiles favores del aliento.

Tiembla a merced del provenir que acera la libertad
que perdura con su brebaje de abstinencias 
con que bebes esta verdad que es tuya.

Sigue a solas.

Y en ojos lluviosos del viajero
para desnudar el milagro
que mira en nosotros.

Sigue a solas
conmigo.

Ahora
para cubrir los pechos baldíos de la noche.







(*) Poeta rionegrino. Este poema es de su libro “Un hombre canta” (El Camarote Ediciones, Viedma, 2006).



lunes, 24 de diciembre de 2018

EL POEMA DE HOY




EL VIEJO MOLINO

Por María Julia Aleman de Brand (*)






Allí estás, como abuelo venerable
patriarca sin edad, fértil granero,
un menhir del trabajo del pionero
con destino de trigo inevitable.

De tu rueda el rumor inseparable
se arrulló Trevelin, cuando primero
la espiga maduraba su harinero,
su tibio corazón de pan deseable.

Rebasando tu sombra bienhechora
se agrandó la colonia promisoria
más allá del trigal y de la aurora.

Pero sigues allí… Ya eres historia,
tu pueblo del molino te atesora
¡monumento a la fe, resto de gloria!







(*) Poeta chubutense. Este poema es de su libro “Soy poesía, búscame en el Sur” (Editorial Asociación de Escritores del Oeste del Chubut, Esquel, 1993).

miércoles, 7 de noviembre de 2018

EL POEMA DE HOY




¿SUEÑO?


Por Camila Raquel Aloyz de Simonato (*)



Sueño
que estoy,
que estaré,
que ya me fui.

El haber sido,
el ser,
el será,
se confunden en mí.

¿El tiempo? ¿La eternidad?
Son vientos cósmicos
que se adueñaron
del soplo vital.

¿Sueño? ¡Claro que sí!
Pero de todo esto,
algo,
algo subsistirá.

Y ni el caos final
logrará aniquilar
lo vivido, lo soñado.
¡Eso jamás!





(*) Escritora comodorense. Este poema fue publicado en su libro “Raigambres Sureñas” (Edición del Autor, Comodoro Rivadavia, 1984).

martes, 30 de octubre de 2018

EL POEMA DE HOY




A LA MUERTE DE UN JOVEN LABRADOR


                      Por Gonzalo Delfino (*)







Vino a buscarte, labrador, la Muerte,
y te encontró, como siempre, arando.
Celosa de tu brazo vino a llevarte,
la segadora de los humanos tallos.

Mensaje de remotas playas había
en el agua azul de tus ojos claros
y en la verde promesa de los días
confiaba tu corazón de pájaro.

Hundióse todo en sigiloso espejo,
morada fiel de lo que se ha soñado;
y una tarde de ya maduro estío
aquellos dulces ojos te lloraron.

Mas, libres ya de los terrenos lazos,
podrás seguir eternamente arando,
y segar de Dios los rubios trigos,
y campos de amapolas, en los ocasos.





(*) Escritor chubutense. Este poema es de su libro “Voces de la Tierra” (Ediciones Cruz del Sur, Buenos Aires, 1954).


domingo, 28 de octubre de 2018

EL POEMA DE HOY




ESENCIAS

Por Eduardo Talero (*)





Hastiado de salones y jardines,
de besos y de rosas,
sin gusto ya para beber el vino
exprimido de viñas pecadoras;
¿sabes tú lo que ansío
después de tantas emociones rotas?
irme de peregrino
a un parque de quietud ensoñadora
donde silencio y paz a recibirme
salgan bajo la seda de su fronda.
-¿Qué haré allí? – me preguntas;
sin caricias, sin besos y sin rosas
sin el aroma de las manos blancas
y sin sabor de besos y de bocas.
- Principiar a vivir intensamente.
¿Ojos amados? Las estrellas solas.
¿Carne? La luz lunar; y en un frasquito
labrado en el cristal de mis memorias
la esencia de la vida:
el éter de las añoranzas, y el aroma
inefable del beso nunca dado
que perfuma las alas de las flores.





(*) Escritor que vivió en Neuquén, donde escribió gran parte de su obra. Este poema es de su libro “La Zagala” de 1909; y fue tomado del libro “La Torre Talero: historias de vida del doctor Eduardo Talero Núñez y su Torre”, de Martha Ruth Talero de Passano (Editorial Bourel, Buenos Aires, 2013).

miércoles, 6 de junio de 2018

EL POEMA DE HOY



UN SUEÑO

Por Rubén Héctor Ferrari



Atisbo un horizonte lejano,
Más allá de la voz y la mirada,
aquí, desde un eterno monólogo de playas,
absorto, solemne y solitario...
Hay una brisa tenue de los Andes,
con mensajes de nieves y de heladas.
Estoy sintiendo el Sur en mis espaldas,
en estas largas tardes de esperanza.
Debo ganarle al corazón antes que aquiete,
para vivir el sueño que ha acuciado,
insistente, mis entrañas.
Y aguardo la llegada puntual
de un viejo barco,
cargado de ilusiones y patriarcas.
Ansío contemplar las sementeras
del primitivo labrador de estas comarcas,
y en el fondo de las lomas construida
la capilla enhiesta
de la fe sagrada.
Quiero vivir aquel instante
de profunda comunión de los pioneros,
y en la modesta arquitectura de las casas,
percibir el aroma inconfundible de las llamas
de achatadas jarillas y neneos.
¡Ah!.. Deseo ver por un momento
el milagro en el Golfo de un velero,
un arcón, una Biblia y la porfía
por ganarle al desierto su sustento.
¡Anhelo observar con el asombro
de un niño ante el paisaje inusitado,
la rubia mies que sobre el páramo
sea el aliento de Dios para el esfuerzo!..
Sólo entonces bajaré a la arena,
cuando el viejo maderamen del navío,
salga a buscar otros mares y distancias,
y quede acá, sobre la costa brava,
igual que un angostado Austro,
la afilada punta de un arado.
Voy a hundir después en las acequias
 el febril cansancio de mis plantas,
mientras sangra el Chubut hacia los surcos
y en atónita quietud, el viento arisco,
guarda en sus alforjas de incesantes viajes
el abrazo silencioso de dos razas.