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lunes, 21 de octubre de 2013

EL CUENTO DE HOY



 


                DE PADRE A PADRE


                        Por María Adelina Galíndez Hughes (*)




         La cruz llora lágrimas empolvadas esta tarde en el paraje Los Altares.

         Abajo, un pato solitario, baqueano de la bandada, aletea sobre el río Chubut. La lluvia lava las rocas multicolores horadadas por el viento milenario con mensajes indescifrable.
 
         El rancho, una isla en la meseta.

         De allí sale envuelto en su poncho Don José, descendiente de los mapuches que desde siempre habitan esa región.

         Unas pocas ovejas recorren el erosionado suelo, al compás de las gotas entre neneos y jarillas.

         Arriba del techo, Francisco, su hijo, trata de colocar mejor las chapas, las gotas que se filtran han formado charcos en el piso.

     - ¡M´hijo! Tenga cuidado, se puede caer – grita Don José.

     - Viejo, déjeme de jorobar que tengo que terminar antes que oscurezca más.

     - M´hijo, las chapas están viejas y con este aguacero se ponen “refalosas”, bájese de ahí.

     - Viejo, vaya para adentro y dígale a la Elena que prepare unos mates, ya bajo.

     - M´hijo, hágame caso, tengo miedo de que le pase algo...

     - Mire viejo, váyase y no mire.

     Don José, cabizbajo, entra al rancho. Al rato, sale de la mano del nieto de tres años. Sin hablar lo sube por la escalera y cuando el niño está por la mitad le dice a su hijo:

    - Francisco, dale la mano al Josecito así te ayuda.

    - ¡Viejo, qué hace! ¿No ve que el chico se puede caer y lastimar? ¡Bájelo enseguida!

     - M´hijo, baje usted y yo me llevo al chico, porque ese miedo que siente usted por su hijo es el que siento yo por usted.

      Francisco toma sus herramientas y con una sonrisa comienza a bajar por la escalera.





(*) Escritora nacida en Esquel, radicada actualmente en Buenos Aires. Docente. Es autora de la novela “Cara al Viento”; y coautora de “Rescate: biografías de maestros Patagónicos” y de las antologías “Desde el Chubut I”, “Desde el Chubut II” y “Desde las postas del viento”. Ha recibido premios provinciales, nacionales y latinoamericanos. Coordinó diversos talleres literarios y actuó como jurado de concursos de letras en varias ocasiones. Este cuento pertenece a su libro “Código de Silencio” (Bs As, Abarcar Ediciones, 2013), recientemente publicado.

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jueves, 17 de octubre de 2013

EL POEMA DE HOY



La Lid


Por Jorge Baudés (*)


Languidece la tarde.
El sol declina su reinado y se somete
a la negrura espesa de la noche.
Victoriosa, se yergue ella.
Vasallas de aquél, enhiestas las estrellas se resisten
 encendiendo antorchas titilantes.
La oquedad del infinito las envuelve y amenaza.
En enhebrados destellos
sostienen encarnizada lucha por la luz difume
hasta agotarse  entre sí en eterno duelo.
El alba, deviene entre los contendientes, silencioso.




(*) Escritor chubutense.
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domingo, 13 de octubre de 2013

EL POEMA DE HOY



                                   EL GUARDA


Por Miguel Oyarzábal (*)



La tarde también se deslizaba
por las vías del Ferrocarril Belgrano
y el tren se escapaba de Buenos Aires.

Desde la ventanilla
sentí como el sol
se resistía a alcanzar la noche
como cuando era chico.

El poema
como un mecano
se armó en la cabeza.
Temeroso de perderlo
desenfundé el cuaderno
y una lapicera negra.
Apoyado en el maletín
intentaba escribirlo
con todas las torpezas en contra.

En ese momento
entró el guarda en el vagón,
en aquel tiempo había guardas,
pase, boleto y abono;
abandoné los versos
y preocupado
hurgué
buscando el minúsculo rectángulo de cartón.

Al verme
el hombre de traje y gorra gris
dijo:
Siga escribiendo maestro
siga escribiendo.

Aquel atardecer
y por la gracia
de esa ínfima parte de pueblo
que es un guarda de tren
con pañuelo verde
en el bolsillo superior del saco,
me sentí poeta.



(*) Escritor de Puerto Madryn.




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jueves, 10 de octubre de 2013

EL POEMA DE HOY




Epílogo

                                          Graciela Fernández de Jones



Estiró su vientre la mañana
en la batea del horizonte
y ensillé la vida galopando en la garganta
del aire pardo
con espuelas de sol
orillando el sueño.

Mustias las tapias amordazaron las voces
y éramos un mismo instinto ululando
en el encordado del viento.
                   …sólo un verde esquivo
                            en el aliento seco…

Un escarceo luminoso desprendió la memoria
y el recuerdo me selló la piel
en la boca oscura de los ojos
de aquellos que partieron.

Angosté la mirada en la espera
cuando la hoguera del ocaso destiló cenizas
y se adelgazó  el silbido en las espaldas del coirón
cerrando la tarde en postigotes de silencio.
                   …sólo un aliento esquivo
                            en el verde seco…

Un frío estilete de luna
socavó los torpes rostros del  hombre
y cinceló la escarcha la señal del aullido
en la clausura de un tiempo incierto.
                   viento…
                                      viento
                   verde aliento…
                                          esquivo y seco…



- De “Patagonia palabra y silencio” – Antología – Vinciguerra – Buenos Aires - 2006
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lunes, 7 de octubre de 2013

EL POEMA DE HOY




ALABANZA


Por Alicia Cristina de Volpi




La vacuidad del silencio me lleva 
a la piedra afilada de tu nombre…
…Gaiman… enhebro tus raíces 
en el coloso Matthews, 
en el trigo vital florecido 
del regazo de una tierra virgen, 
perfumada con amoroso afán 
de corales bíblicos y rezos…

Soy de tu pionera estirpe: 
anido en mítica memoria 
el ancestro musical… 
oigo musitar al río sinuoso 
las rogativas de Camarucos, 
los bardos del Eistedvod… 
…indio y galés en las estepas
   habitando la soledad… 
             ...pifilca y armonio, arpa y cultrún… 
y un rechinar de carros y vagones 
enlaza al país inmigrante 
ahondado en mis entrañas…

¡Necesito el regocijo de tu abrigo pueblerino
cuando la esperanza se escurre 
en el vaivén de mi tiempo…! 



 1er. Premio Concurso 110° Aniversario Municipio de Gaiman, 1995 
(Desde el Chubut II, Ed.Vinciguerra, 1998)

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