DOS POEMAS PARA COMODORO RIVADAVIA
Por Alfredo Lama (*)
I
En el casi tiempo, sobre el filo,
te vislumbro,
somos rayo, haz o gota
en el giro permanente.
Una estela te sostiene,
te limita, aglutina y confunde.
La armonía se diluye.
En la arena de las piedras,
sublimado
eternizo mi sentido.
Y la playa más austral
me propala en su sonido
que te canta... Comodoro.
II
Duerme la longitud marina.
Un abismo coralino,
canta al cenagoso lecho.
Mis pasos de náufrago terrestre,
se sacuden en el polvo
de lo que antes fue lecho de mar.
Estoy en Comodoro Rivadavia.
Las gotas que caen,
también gritan su origen
y me doy cuenta.
Todo regresa al seno de su
remitente.
(*)
Escritor chubutense
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1 comentario:
Los dos poemas (o el poema en dos partes) de Alfredo Lama, muestran con claridad su particular estilo; que siempre reúne un lenguaje plástico con un contenido que apunta al intelecto. De Comodoro se recuerda aquí su origen marino: si bien es una gran ciudad, extendida por varios kilómetros, el corazón sigue estando en ese centro ondulado que palpita entre el Chenque, (tapizado de ostras petrificadas, reminiscencia de su condición de antiguo fondo del mar) y las restingas (el actual fondo, bullente de vida). En Comodoro el mar está omnipresente; es lo que señala Alfredo, y lo que sintetiza en su verso final: “todo regresa al seno de su remitente”.
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