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lunes, 12 de agosto de 2013

COMENTARIO A UNA NUEVA OBRA



CRUZANDO EL PUENTE (LOS CIUDADANOS OLVIDADOS) (*)

de ESTHER EDITH GUTIÉRREZ



Comentar la primera obra de un autor –de una autora, en este caso– presenta sus rispideces; porque el creador entrega esperanzado su obra al público, aguardando una respuesta que, a veces, no es la esperada. Claro que cuando la vida del novel escritor transcurrió en un ámbito signado por la Literatura, como sucede con Esther Edith Gutiérrez, tiene un bagaje que le asegura dar a luz una obra de apropiada calidad literaria; tal cual un fruto que nace luego del adecuado tiempo de maduración. Máxime, cuando esos años de espera los hizo en compañía de otro artista, que ya tiene un lugar bien ganado en las letras regionales: Jorge Baudés.
Se reúnen en “Cruzando el Puente” dieciséis relatos que, semejando los colores en la traza espectral generada por un prisma, varían en una gama que va desde la completa ficción al testimonio verídico. Pero todos ellos tienen un trasfondo común: el mensaje pleno de humanismo que la hacedora ransmite a sus lectores. En su prólogo, Julia Chaktoura nos señala una de las claves de los textos de Esther: “.De sus páginas fluyen los relatos por medio de una verdadera vocación para transmitir sentimientos e ideas con toda la carga emotiva de que dispone la autora. Y no hay mejor modo de comunicar esa intensidad que la propia experiencia vivida”.
Sin dudas, es difícil decidirse a remarcar una u otra de las narraciones; porque todas merecen ser leídas y meditadas. Hay relatos que hablan de viajes, como “Por la precordillera al sur” y “Tocando el cielo con las manos”; otros de recuerdos, como “Relatos de la Vieja Abadía” o “Grado 7 Escala Richter”. Algunos indagan en la psicología humana, por ejemplo “Autobiografía de una esponja”; unos más, como “Con sabor a Mar” y “El enigma del NAUT”, recuerdan al mar – ambiente que ejerce una fascinación particular en la autora, según señala Chaktoura en su introito. Los hay que discurren sobre ecología: “¿Por qué lloran los pájaros?” o “La agonía de un gigante”. Y varios, en fin, que se refieren a esas historias vitales protagonizadas por las personas, que pueden ser verdaderas odiseas o tragicomedias mínimas; pero que, para quien las sufre o las disfruta, siempre tienen un significado profundo. Esta visión intimista se percibe en “Fecha Inolvidable”, “Veterano de Guerra”, “La huella del vigía”, “El Doradillo”,“La niña parió una niña” y “Nemesio, el esclavo y la ceiba”.
Esther trata todos esos temas con sumo respeto; un respeto que también muestra hacia sus lectores, los que no se van a ver sorprendidos por situaciones chocantes o desmesuras lingüísticas. Por el contrario, la lectura lo llevará por caminos donde se resalta el sentido positivo de la existencia, expresados con un estilo cuidado y preciso; del cual es ejemplo el párrafo inicial de una de sus creaciones:
Viernes. Diez de la noche. Recostada en mi cama veo, a través de un amplio y generoso ventanal, las luces que alumbran la calle. Más atrás se vislumbran los contornos de algunas casas de altura, y de fondo un oscuro manto salpicado de luces titilantes y ansiosas por resaltar. Es el Universo en todo su esplendor. Algunas sombras atraviesan fugaces por sobre los faroles de la calle. Y de pronto... una voz surge del interior de mis recuerdos...”
Un párrafo aparte merece el último de los relatos, “Los ciudadanos olvidados”, que también es el subtítulo de la obra. Aquí la escritora recurre a la técnica de hilvanar tres episodios de vida y muerte, por medio del tiento sutil del vuelo de un pájaro que, desde las alturas y tan implacable como la naturaleza misma de la cual es símbolo e imagen, contempla el drama de los moradores de la Patagonia; hombres y mujeres cuyos sacrificios cotidianos suelen ser ignorados.
Además de prologar el libro, Julia Chaktoura actuó como correctora. En tanto, las imágenes de la portada y la contratapa son de la propia autora; una nueva muestra de que la escritura y la fotografía se tocan en algún punto, con similares bases creativas.
“Cruzando el puente” es un libro ameno, ágil; ideal para quien quiera pasar momentos de agradable lectura, recorriendo el arco iris de los sentimientos humanos, con algunas situaciones alegres, otras tristes. Y si el lector es de esos que no tienen un minuto libre debido a sus tareas cotidianas durante el año laboral, la propuesta es que lo obtenga y lo guarde para el verano; y en una de esas tardes en las que seguramente podrá ir a disfrutar de Playa Unión, se siente frente al mar, lo abra y comience a leerlo, dejando que Esther lo guíe por su laberinto de sensaciones y pensamientos. Lo va a disfrutar.

J.E.L.V.


(*) “Cruzando el Puente (Los ciudadanos olvidados)”. Esther Edith Gutiérrez. Ediciones del Cedro, Gaiman, 2012.

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