EN BUSCA DE LA COLONIA PERDIDA
Por
Jorge Eduardo Lenard
Vives
Años atrás se publicó en este blog una nota sobre el marino
Edmundo Elsegood, que comenzaba de la siguiente manera: “Una calle de la ciudad de Trelew es denominada Edmundo Elsegood. Según la página web de la Municipalidad se trata
de quien intentó fundar una colonia en
1856 en el mismo lugar donde Jones hizo el fuerte en 1854, fracasando”.
Esta explicación genera una duda: ¿a qué colonia alude el
homenaje? Se sabe del fallido intento poblador de Simón de Alcazaba allá por 1535;
se conoce de la suerte del malhadado fuerte de San José en 1778 y del
temporario establecimiento fundado por Henry Libanus Jones en 1854. No se ignora
la posibilidad de algunas instalaciones ocasionales de loberos o balleneros en
la costa chubutense; y es manifiesto el éxito del asentamiento galés en el
Valle del Chubut de 1865. Pero poco figura en los registros sobre el enclave fundado
por Elsegood.
En la “Historia del Chubut”, de Clemente
Dumrauf (1992), se consigna que luego de la partida de Libanus Jones en 1855, Al año siguiente Edmundo Elsegood… realizó
un nuevo intento de colonizar el Valle del Chubut. La empresa no rendía
económicamente y dos años después la abandonó. Y en la “Crónica de la
Patagonia y Tierras Australes” de Antonio Álvarez (1978), figuran estas líneas:
En 1856 llega (al Chubut) el
Capitán Elsegood con algunas familias galesas; también fracasa en el intento y
al cabo de dos años se marchan.
Elsegood fue un navegante de origen inglés, nacido en Northumberland
en 1802, que desarrolló su carrera naval en Carmen de Patagones. Su actuación fue
descollante en el mar austral. Muere en 1870, durante una navegación a bordo de
su buque. Algunos datos sobre la colonia en cuestión se encuentran en su
biografía “En la estela del Corsario Elsegood”
de Luciano Becerra (el título de “corsario” remite a su intervención en la
guerra de corso contra Brasil). Allí el cronista reproduce los pocos renglones que Antonio Álvarez dedica al
tema.
Pero Becerra agrega más antecedentes,
provenientes de otras biografías redactadas por dos descendientes del marino, a
quienes no identifica. Uno de los informes afirma que el navegante, con su
grupo de galeses, desembarcó en la costa, al parecer del golfo de San José. Desde
allí trata de alcanzar el río Chubut a pie; pero fracasa en el intento. Otra narración
asegura que el marino se estableció en la desembocadura del río Chubut; y que
al cabo de dos años debe abandonar la empresa. Algunas familias galesas
regresan a Inglaterra, en tanto otras se asientan en diversos puntos de nuestro
país. Ambas memorias coinciden en fijar la fecha de los sucesos entre 1856 y
1858.
A estas relaciones, se agrega una que, por la notoriedad de
su divulgador, no puede dejar de llamar la atención: Disponemos de algunos testimonios de un intento de colonización
realizada por galeses, también en el Valle inferior del Chubut, en los años
1856 a 1858, que se habrían visto obligados a abandonar su propósito ante la
adversidad del ambiente, puntualiza Raúl Rey Balmaceda en su "Geografía
histórica de la Patagonia" (1976).
En general, la similitud en las variantes del relato, aunque
adornadas de distintos detalles, indicarían un origen común. Siguiendo esta
línea de investigación, se llega a una obra del año 1938 que podría ser la
madre del resto de las referencias: la “Crónica
histórica de Carmen de Patagones entre los años 1852–1855” de Eduardo A. Sánchez Ceschi. El autor, quien fuera Comisionado Municipal
en esa ciudad bonaerense desde 1930 a 1931, asevera:
Don Edmundo Elsegood, que
se hallaba radicado en El Carmen desde 1833, a cuyas playas había arribado a
las órdenes del Comandante Nicolás Descalzi, como piloto de la goleta “Encarnación”
de la flotilla que cooperó con la Expedición al Desierto, tomó a su cargo, en
1856, una empresa análoga a la que intentó la Compañía Exploradora y
Colonizadora del Chubut. Con familias galenses fundó ese año, en la
desembocadura del Río Chubut, una colonia, que hubo de abandonar dos años
después, vencido por las penurias y privaciones de todo género.
Tal descripción de la aventura colonizadora de Elsegood, sería
la más antigua y también la raíz de las otras versiones. Tanto Dumrauf como Rey
Balmaceda incluyen ese texto entre la bibliografía de sus trabajos. No lo hace
Álvarez; sin embargo, su volumen está basado en información secundaria, que
puede tenerlo entre las fuentes empleadas. Pero quedan algunos puntos por
aclarar. Por ejemplo, ¿en que se fundamenta el comentario sobre la “penosa
marcha” de los inmigrantes que detalla Becerra, y que no figura en la reseña de
Sánchez Ceschi? Y también, ¿de dónde surge, en sí, la minuciosa exposición respecto a la tentativa colonizadora
de Elsegood, que Sánchez Ceschi incluye en su libro?
Prima facie, los distintos escritores parecen reiterar, con diferentes
palabras, el enunciado original de 1938 acerca del frustrado intento poblador;
sin que se haya profundizado el estudio sobre el tema. La colonia perdida es un
dilema que incentiva la curiosidad; y ésta es a su vez un gran acicate para la investigación
científica. Tal vez pronto algún historiador, muñido de adecuados instrumentos
metodológicos, se remonte en el tiempo; a fin de averiguar lo que en realidad
sucedió en ese olvidado recodo del pasado.
Nota:
el autor agradece el gentil aporte de la Sra Verónica Halliday de Ferrari sobre
la nota al pie de página de Raúl Rey Balmaceda, cita que abrió un rumbo
investigativo. También agradece atentamente al Sr Jorge Bustos, director del
Museo Regional “Emma Nozzi” de Carmen de Patagones, por haberle orientado en el
tema y hecho conocer la fundamental obra de Enrique Sánchez Ceschi.
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