CULMINACIÓN DE GASULLA
Por Jorge Eduardo Lenard Vives
El Premio
Eugenio Nadal de novela es el más antiguo que se otorga en España. Fue
adjudicado a escritores de la talla de José María Gironella, Francisco Umbral y
Miguel Delibes. En 1974 fue ganado por primera vez por un argentino, Luis
Gasulla, con su obra “Culminación de Montoya”; una ficción cuyo argumento
transcurre en la Patagonia.
“Culminación de Montoya” es una novela
intimista y profunda; que se inicia en la ventosa precordillera de Río Mayo y
finaliza en los frondosos bosques neuquinos. El coronel Montoya, descendiente
de una tradicional familia, carga la culpa de la muerte de su hijo y el
suicidio de su mujer; sentimiento que lo conduce a una vida de degradación
hasta el extremo de ser expulsado del ejército por su inconducta. Se confina en
el sur para purgar su falta, acompañado de un tóxico y siútico asistente que
obra como permanente recordatorio de su desgracia. Finalmente halla su
expiación, con el sacrificio de su vida por una noble causa: la protección de
una humilde mujer a la que ama. En el tono de la narración confluye un ambiente
angustioso y una tensión ininterrumpida. Un comentarista español, Antonio
Rodríguez, dice del texto:
“Es un libro barroco, con un estilo muy
cuidado, brillante y culto… una novela inolvidable, de una fuerza dramática
tremenda, con un estilo deslumbrante y una factura impecable. Es un libro
difícil de encontrar…, pero que vale la pena. Si lo veis por ahí, no lo dejéis
escapar”.
El autor de esta excelente novela,
merecedora de figurar en un Canon de la Literatura Argentina, nació, de padre
catalán y madre gallega, en Buenos Aires en 1917; y murió en esa misma ciudad
en 2003. Conoció personalmente, y en profundidad, los parajes donde sitúa su
libro; porque prestó servicios allí en la década de los cuarenta, durante algunos
de los muchos años en que integró la Gendarmería Nacional.
No fue “Culminación de Montoya” su primera
ni su última obra. Desde joven se sintió atraído por la Literatura, y escribió
numerosos poemas, cuentos y artículos, publicados en diversos diarios y
revistas. Tuvo afinidad con el “grupo de Boedo”; y el escritor Luis Furlan lo
incluyó dentro de la “Generación del 50”, adscripto al historicismo narrativo.
Hacia 1958, la editorial Peuser publica su primera novela, “Conquista Salvaje”,
que también discurre en la Patagonia. Su argumento se desarrolla a fines del
siglo XIX, en el momento en que los pioneros se asentaban en distintos lugares
de la región. En sus páginas se reúnen habitantes originales, colonos,
aventureros y otros personajes de distinta catadura que comenzaban a aparecer
en esas zonas duras e inhóspitas.
A los pocos años de obtener el premio Nadal,
publica el volumen de cuentos “Los Frutos Agrios”, que contiene relatos
ambientados en diversas latitudes del país. Se incluyen cinco narraciones que
transcurren en las tierras australes; una de las cuales, “Valle Huemules”,
habla del pionero polaco Julio Koslowski. Como colofón agrega uno de los
mejores poemas dirigidos a homenajear al trabajador rural sureño: la “Oda a
tres ovejeros muertos en la nieve”:
“Eran tres
los jinetes distanciados y parcos:
venían del
último puesto de la estancia La Estrella
arreando
ovejas sobre las mesetas albas de las nieves tempranas.
Tenían que
ser muy hombres para venirse al tranco
cuando la
vida exigía galopar sin freno bajo el cielo sureño…”
Publicó posteriormente las novelas
“Enésimo”, de ciencia ficción, "Horizontes Cerrados" y "El
Solitario de Santa Ana". Esta última obra le requirió un detallado estudio
histórico de nivel académico; resultando, en opinión de Julio Irazusta, el más
completo relato novelado de la vida del naturalista francés Amado Bompland.
También dejó una creación que aún aguarda editor, “De la estirpe de Cami”;
sobre los avatares de una familia argentina de origen japonés.
Entre sus muchos aciertos, “Culminación de
Montoya” ostenta su título; que encierra en tres palabras la esencia de la
novela. La culminación es el momento en que la vida llega a su perfección, a su
cenit; es la ocasión oportuna para valorar el resto de la existencia. En el
caso del penitente Montoya, fue la justificación de su triste existencia con
una muerte heroica.
¿Fue “Culminación de Montoya” la culminación
literaria de Luis Gasulla? Si bien parecería el apogeo de su producción, el
valor artístico de “El solitario de Santa Ana” transforma a este trabajo en
otro hito descollante de su carrera. Pero Gasulla, al contrario de la vacía
vida de su antihéroe Montoya, tuvo una vida abundante en experiencias
enriquecedoras; que lo llevó a tener sus frutos literarios pero también a
formar una familia y dejar un linaje que llegó hasta nuestros días, conservando
el gusto por la palabra escrita. Cuando el corresponsal del ABC de España en
Buenos Aires, Pedro Massa, lo entrevistó con motivo de su galardón
internacional, dijo de él:
“Estoy seguro de no equivocarme si afirmo en
redondo que Luis Gasulla es un hombre plenamente feliz: feliz por todo lo que
lo rodea y por su vida sencilla y clara como se trasluce de su palabra sosegada
y abierta”.
Porque esa fue la verdadera culminación de
Gasulla, reunir en su persona dos cualidades que lo exaltan como ser humano:
haber sido en forma plena un hombre de bien y un genio literario.
Nota: el autor quiere agradecer al Dr
Luis Alberto Gasulla, y al escritor y periodista Luis Gasulla, hijo y nieto
respectivamente del autor de “Culminación de Montoya”, su valiosa y amable
colaboración; sin la cual esta sencilla nota no podría haber sido escrita.
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