INFANCIA EN SAN JOSÉ
Por Miriam Tame
Nada es fácil en
la Patagonia, entre vientos constantes y hielos eternos, vamos abriendo camino
en una tierra hostil a fuerza de garra y coraje.
Mi niñez en San
José marcó a fuego este espíritu libre sin horizontes ni límites, páramos
extensos que se funden en la retina y el
corazón.
Loquitos
aventureros cubiertos de potrero y estiércol de oveja, rodillas gastadas de
tantas caídas en tierra reseca.
Boca violeta
sabor a calafate, manos lastimadas
Espinas cobrando
su fruto sagrado.
Huevo de
avestruz para torta espumada.
Noche de
petromax
Baño a pura
palangana
Puchero caliente
de espinazo de capón.
Tierra fuerte
que da y quita.
Hombres rudos
callados a fuerza de tanta soledad, rostros agrietados por el tiempo y el
viento ensordecedor que nunca cesa.
Heredé de estos
viajes a la meseta la imperiosa necesidad de conectar mi interior en la roca
hecha fuego bajo el sol abrasador.
De impregnarme
en sus noches consteladas, en esos cielos que solo existen en el fin del mundo.
Infierno y
paraíso las personas valen por lo que son, sabios analfabetos, en perpetua
comunión con la tierra madre y sus dioses ancestrales.
Sin corazas
vestidas de etiqueta nos enseñan la verdadera esencia.
(*) Del volumen “Universo de silencio” – Miriam Tame –
Pato Nazar – Ed. Remitente Patagonia, Trelew, 2015.
2 comentarios:
me pareció una fuerte pintura al óleo!
con todo lo narrado en forma ruda,doliente,y agreste!
ME FIGURE LO QUÉ ES!
Y AMÉ UN POCO MÁS A MI TIERRA Y BENDIGO AÚN MÁS A SU GENTE!
Bella descripción de nuestros pagos... Te felicito Miriam porque vas directo al corazón de los que te leemos.
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